¿Dónde comprar un hotel en la Costa Brava?

La Costa Brava está situada en el noreste de Cataluña, en Gerona, y tiene vistas al mar Mediterráneo. Es un destino particularmente popular, y a menudo tiene una tasa de ocupación más alta que la de Barcelona. Cuando hace buen tiempo, recibe una afluencia masiva de turistas, que necesitan encontrar alojamiento. ¿Quiere comprar un hotel en esta costa? Arrojamos algo de luz sobre los lugares de la Costa Brava en los que merece la pena invertir.

Comprar un hotel en la Costa Brava

Si el norte de esta región costera es decididamente turístico, su parte sur desprende un encanto salvaje que no deja indiferente a nadie. La Costa Brava es un destino turístico imprescindible y cada vez son más los inversores que se instalan en ella. El precio medio de un hotel es de unos 3,7 millones de euros, con un precio por metro cuadrado de unos 1.230 euros.

Rosas

Este municipio se encuentra frente a la Bahía de Rosas, que está clasificada entre las 30 bahías más bellas del mundo desde 2011. Rosas agrada por su microclima, y su sol presente casi todo el año. El calor se ve mitigado por el viento de tramontana que viene de la costa, y podrá disfrutar de días cálidos y tardes frescas. Esto hace que sea una ubicación especialmente interesante para un hotel.

Su fauna y flora son ricas. Tiene varias calas y está rodeada de muchos parques naturales. Entre ellos, Aiguamolls de l'Empordà, Cap Creux y Montgri. Este destino atraerá a los turistas en busca de naturaleza y autenticidad.

Junto con Empuriabrava, es la mayor marina residencial de Europa, con 45 km de playas, 15 km de calas y 50 km de vías navegables. Los turistas aprecian la alta calidad de vida, las numerosas actividades que se ofrecen y la moderna infraestructura hotelera.

Empuriabrava

Empuriabrava, a 40 km de la frontera francesa, es una estación balnearia y un importante centro turístico del municipio de Castelló d'Empúries. Está idealmente situado en la bahía de Rosas, cerca de Figueres, a 60 km del aeropuerto de Girona-Costa Brava y a 150 km de Barcelona. Con sus 30 km de canales navegables, es también uno de los mayores puertos deportivos residenciales. La presencia de la industria náutica indica que una parte de la clientela busca un alojamiento de alto nivel, como los hoteles de lujo.

Cerca de la frontera francesa y muy turística, Empuriabrava es una excelente opción para comprar un hotel. Ofrece una muy buena calidad de vida, un sistema fiscal interesante y hay un número importante de expatriados francófonos.

Cadaques

Este pequeño pueblo pesquero del Alt Empordà está situado en el norte de la Costa Brava, en la península del Cap de Creus. Su economía se basa en el turismo, y tiene un ambiente encantador. Ha atraído a muchos artistas, como Salvador Dalí, que se instaló allí en 1930. Sus casas se han transformado en un museo, la Casa-Museo Salvador Dalí, una verdadera atracción turística.

Cadaqués se distingue de los demás destinos de la Costa Brava por su entorno natural, que sigue siendo predominante, y por su arquitectura singular. El pueblo es principalmente peatonal y su centro no es accesible en coche. La adquisición de un hotel en este pueblo de la Costa Brava promete una afluencia constante de clientes que quieren encontrar alojamiento cerca de casa y disfrutar de la tranquilidad de este municipio español.

Playa de Aro

Este antiguo pueblo de pescadores, entre Palamós y Sant Feliu de Guixols, está situado en una playa de 2 km de longitud. Playa de Aro está a 40 km de Girona, a 100 km de Francia y a 100 km de Barcelona. Tiene un paisaje precioso y sus calas son de las más bellas de la Costa Brava.

Playa de Aro está ocupada todos los días del año y tiene una amplia gama de actividades abiertas todo el año. Con tiendas, parques de atracciones, restaurantes y centros de salud y bienestar, hay mucho para mantener ocupados a turistas, visitantes y lugareños. Los turistas y los recién llegados son siempre muy bienvenidos. Hay muchos francófonos. El coste de la vida es moderado en comparación con otros países europeos, lo que contribuye a su atractivo.

La vida cultural mantendrá a los visitantes y turistas ocupados durante el día, con visitas al Museo de la Muñeca (Museu de la nina) o a la ciudad medieval de Castell d'Aro, por ejemplo. En febrero, Playa de Aro acoge su propio festival, un colorido evento que no debe perderse. Como en el resto de la Costa Brava, los meses de mayor afluencia turística son marzo, abril y sobre todo mayo.

Lloret de Mar

Lloret de Mar (La Selva), antiguo pueblo de pescadores, está a 80 km del aeropuerto de Barcelona y a 30 km del de Girona. Los turistas aprecian su clima mediterráneo y sus temperaturas que a menudo superan los 30°C. Invierten en sus numerosas tiendas de alimentación al aire libre para disfrutar de estas agradables condiciones.

En esta ciudad, tanto de negocios como de placer, la compra de un hotel le permite disfrutar de una clientela diversa, con gente que viene por negocios y un gran número de turistas. Lloret de Mar, certificado como destino familiar, también atrae a familias con hijos que a menudo se encuentran con una categoría de turistas muy diferente: los jóvenes de 18 a 30 años. Les atrae especialmente la vida nocturna de la ciudad.

Marzo, abril y sobre todo mayo son la temporada alta de Lloret de Mar y los precios de los hoteles suelen aumentar durante este periodo. Aunque las temperaturas se mantienen moderadas (por encima de los 10°C) de septiembre a febrero, el turismo está en su punto más bajo.

Tossa de Mar

Tossa de Mar está situada en el sur de la Costa Brava, en el municipio de La Selva. Se encuentra a unos 100 km de Barcelona al norte y de la frontera francesa al sur. Su pintoresco pueblo histórico y sus murallas medievales contrastan con una extensión más moderna y turística. Entre sus atractivos está, por ejemplo, su Castillo de Tossa del Mar o sus numerosas playas, como Cala Futadera o Platja del Racó.

El clima es especialmente suave de abril a noviembre, aunque las temperaturas son agradables todo el año, excepto en invierno. Mayo es el mes en el que más turistas llegan a Tossa de Mar, seguido de marzo y abril. Los hoteles suelen cobrar tarifas más altas durante este periodo.