Descubre el pueblo de Llafranc en la Costa Brava

Llafranc, destino chic y tradicional por excelencia

Llafranc es una pequeña localidad de ambiente relajado ubicada en el corazón de la Costa Brava, en la comarca gerundense del Bajo Ampurdán. Junto con las poblaciones vecinas de Calella de Palafrugell y Tamariu, conforman los núcleos costeros del municipio de Palafrugell, importantes e históricos destinos turísticos del litoral catalán, que conservan intacto todo su encanto y belleza paisajística. 

El principal reclamo de Llafranc es su maravillosa bahía, donde descansan fondeadas un gran número de barcas recreativas y de pescadores enfrente de su espectacular playa de arena fina y agua transparente.  Delante del paseo marítimo, que cuenta con una amplia oferta de restauración, también se encuentra un club náutico con capacidad para más de 140 amarres, convirtiendo a la villa en un atractivo enclave marítimo.

Con una población censada que apenas supera los 300 habitantes, Llafranc acoge anualmente a miles de turistas de todo el mundo, especialmente durante los meses de verano. La mayoría de los visitantes proceden del área metropolitana de Barcelona y de países europeos como Francia, Países Bajos, Alemania o Reino Unido, aunque en los últimos años también se ha visto incrementado el número de viajeros llegados de los Estados Unidos. La ciudad de Barcelona está situada a 130 kilómetros de distancia y la frontera con Francia a tan solo 80 kilómetros. 

Destino glamuroso en la década de los 60

Este hermoso pueblo marinero comenzó a recibir a los primeros turistas a mediados de los años 30. Muchos de los hoteles aquí presentes, que han sido regentados por varias generaciones, iniciaron sus negocios como tabernas donde servían pescado fresco del día. El trato exquisito y de calidad que ofrecían a los clientes propició que ampliasen sus dependencias y decidieron empezar a alojar a los comensales. El resultado fue tan exitoso que todavía cuentan con una clientela fiel, que año tras año repite vacaciones en este maravilloso paraje.

Sin embargo, no fue hasta finales de los años 50 y principios de los 60, cuando Llafranc se convirtió en uno de los destinos con más glamour del panorama cultural y social a nivel internacional. Estrellas consagradas del Hollywood de la época como Kirk Douglas, Liz Taylor, Sofía Loren, Rock Hudson o Ava Gardner, entre otros muchos, que vinieron a rodar a España, cayeron rendidos a los encantos de la villa.

Uno de los principales precursores de la llegada de ricos y famosos a Llafranc fue el carismático y excéntrico empresario, Manuel Bisbe, que junto a sus dos hermanos fundaron el legendario Hotel Llafranc. Gran amigo del célebre pintor surrealista, Salvador Dalí, y apodado como “El Gitano de la Costa Brava” por la bailaora catalana más universal, Cristina Amaya, consiguió que su establecimiento fuera algo más que un hotel. 

La fiesta y diversión hasta altas horas de la madrugada durante los veranos de Llafranc coparon las portadas de los periódicos. Además de las renombradas figuras cinematográficas americanas, también eran asiduos reputados artistas de la música española como Paco de Lucía, Joan Manuel Serrat, Lola Flores o Manolo Escobar, dando un carácter cosmopolita, sofisticado y universal a la población que aún perdura.

Mercado inmobiliario en Llafranc

Todos los que visitan Llafranc por primera vez corren el dulce riesgo de querer quedarse a vivir aquí el resto de sus días. Se trata de uno de los pueblos más prestigiosos de la Costa Brava y la oferta de inmuebles es muy variada. Predominan los chalets de lujo, algunos con cerca de 100 años de antigüedad, aunque también hay una extensa oferta de viviendas plurifamiliares. 

La zona está altamente cotizada por la elegancia y calidad de vida que atesora este idílico lugar situado entre el mar y la montaña. Comprar una casa en Llafranc es el deseo de todos los que quieren vivir una experiencia única junto al mar Mediterráneo y disfrutar de la tradición y modernidad que ofrece la población.

Qué ver y visitar en Llafranc

Una de las visitas imprescindibles en Llafranc es el mirador del Faro de San Sebastián. Catalogado como Bien de Interés Cultural, es uno de los faros más potentes de Cataluña, con un alcance de 32 millas náuticas (59 kilómetros). Ubicado a 150 metros sobre un acantilado, ha guiado a los marineros de la región desde el año 1857 y ofrece unas vistas inolvidables de la costa catalana.

El primer sábado de agosto tiene lugar cada año la popular Cantada de Habaneras en la Playa de Llafranc, una de las citas ineludibles de la localidad. Por otra parte, entre el paseo de Llafranc y la plaza del Promontori, el primer sábado de septiembre se celebra el Mercat Boig (Mercado Loco), un peculiar mercado artesanal donde se pueden encontrar todo tipo de objetos y recuerdos en un fantástico ambiente.

Gastronomía de alto nivel

Mención aparte merece la categoría de la gastronomía de la comarca. L'Empordanet es un destino culinario por excelencia por la calidad de sus productos. Las posibilidades son múltiples para disfrutar de una experiencia culinaria memorable. Sofisticados platos que combinan lo mejor del mar y la montaña, arroces, pescados y mariscos, hacen de la cocina tradicional ampurdanesa, una de las más reconocidas a nivel mundial y un auténtico deleite para los sentidos.

Camino de ronda

Llafranc está conectada con la conocida y preciosa población de Calella de Palafrugell a través de un agradable paseo de 20 minutos por uno de los caminos de ronda más bonitos de la Costa Brava. Es un recorrido imprescindible que permite admirar la belleza natural y paisajística del entorno. Asimismo, hacia el norte hay otro tramo espectacular más largo y complicado, pero igual de bonito, hasta el núcleo poblacional de Tamariu.

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