Palamós, la tradición de la pesca hecha arte

La villa marinera de Palamós está enclavada en la emblemática y hermosa región de la Costa Brava, importante destino turístico que cada año recibe a miles de viajeros de todo el mundo. Pocos sitios concentran tanto encanto natural como la Costa Brava, un paraíso que atesora una gran belleza medioambiental con paisajes todavía salvajes y playas que se conservan en un excelente estado.

Este municipio costero se encuentra en la comarca catalana del Bajo Ampurdán e incluye las entidades de población de S'Alguer, Cala Margarida, El Figuerar, La Fosca, Sant Joan de Palamós y Vila-romà. La frontera con Francia está situada a tan solo 85 kilómetros de distancia de Palamós, y la ciudad de Barcelona a 115 kilómetros. Además, Palamós está muy bien comunicado con las localidades vecinas de Castillo de Aro y Palafrugell, a escasos 13 kilómetros por la carretera C-31.

El discreto encanto de la apacible vida mediterránea en Palamós gira en torno fundamentalmente a su puerto comercial y a los dos puertos deportivos que rodean el casco histórico. Estas instalaciones dan impulso a los dos principales motores económicos del territorio, la pesca y el turismo. 

El puerto de Palamós es el mayor de la Costa Brava y uno de los más importantes de Cataluña. Ahora es conocido como Port Vell, desde que en 1992 se construyera la Marina de Palamós, que junto al Club Náutico de Palamós superan los 1.100 amarres privados. La estructura y diques de protección convierten a la Marina de Palamós en una buena opción para las embarcaciones tanto para estancias largas como para escalas entre el sur de Francia e Italia a la Costa Brava.

El Museo de la Pesca de Palamós

En el Museo de la Pesca, la villa presume de tener el primer museo dedicado a esta temática del Mediterráneo. Ubicado en el puerto de Palamós, muestra al visitante el estrecho vínculo del mar y la tradición pesquera con el pueblo y sus gentes. De una manera didáctica y participativa ayuda a conocer el pasado, presente y futuro del sector pesquero, así como el patrimonio marítimo de la región.

El museo también se complementa con otras actividades como adentrarse en las Barcas del Pescado, un auténtico museo flotante con embarcaciones visitables. Descubrir el Espacio del Pescado, un aula gastronómica especializada en identificar el pescado y aprender a cocinarlo mediante las diferentes recetas tradicionales. Asistir a la subasta de lunes a viernes de la pesca del día descargada por los pescadores en la Lonja del Pescado o visitar el Mercado del Pescado.

La famosa gamba roja de Palamós

Mención aparte merece la relevancia en la localidad de la captura de la gamba roja de Palamós. La zona cuenta en su rico fondo marino con un importante caladero de este preciado producto, que es uno de los manjares de la cocina catalana. Destaca por su delicado sabor, textura firme y un color rojo intenso. 

Asimismo, para los amantes de la pesca, se ofrece la posibilidad de vivir una jornada inolvidable a bordo de una de las embarcaciones de la flota pesquera de Palamós. A través de la iniciativa Pescaturismo, la actividad está dividida en tres modalidades: la pesca de la gamba, la pesca de la cigala y pescado y la pesca artesanal.

Pero en Palamós, además de la pesca, existe una amplia y variada oferta cultural, gastronómica, deportiva y de ocio por explorar. Los restaurantes y bares locales abundan tanto en los puertos y playas como en el casco antiguo. Es un lugar perfecto para disfrutar de unas tranquilas vacaciones y desconectar en medio del azul tan característico de su cielo y de sus aguas.

A pesar de acoger a un gran número de turistas y visitantes durante la época estival, Palamós ha sabido esquivar el turismo masificado. Puede que ésta sea una de las razones por las cuales la compra de casas en venta en Palamós se haya visto incrementada en los últimos años. Si a este factor también se añade la belleza que derrocha el municipio, el buen estado de sus infraestructuras y unos precios más asequibles que en otras regiones del continente europeo, una inversión inmobiliaria aquí parece un éxito asegurado.

Playas y calas

En esta parte del litoral gerundense la diversidad de playas y calas es extraordinaria. Las agradables temperaturas de la localidad unidas a la calidad de sus aguas invitan a disfrutar de sus arenales y calas recónditas. Destacan las playas de fina arena como la Playa Grande, la Playa de la Fosca o la Playa del Castell. Las dos primeras más urbanas, y la tercera, uno de los últimos arenales extensos y vírgenes de la Costa Brava. 

Los que prefieren zambullirse en calas más escondidas con aguas transparentes y fondos de roca, disfrutar del buceo o practicar el kayak, Cala Margarida, Cala Canyers o Cala S’Alguer son una elección perfecta. Cala S’Alguer fue declarada Bien Cultural de Interés Natural por sus valores paisajísticos. Está situada junto a un antiguo pueblo de pescadores con barracas para guardar sus embarcaciones y conserva intacto todo su encanto.

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